Para Chivas la misión es clara. Para Benjamín Galindo, también. El Rebaño Sagrado requiere de un triunfo frente al Atlante si desea mantener vivas sus aspiraciones de calificar a la Liguilla. Y el técnico, en busca de esos tres puntos, intentará revivir el pasado ante el que fue su primer rival como entrenador en el máximo circuito.

El 14 de agosto de 2004 El Maestro se sentó por primera vez en la banca del Guadalajara. El estadio Jalisco, donde tanta clase derrochó como futbolista, fue el escenario del debut de Galindo como estratega.

Chivas había perdido en penaltis la final del Clausura 2004, frente a Pumas en la cancha de Ciudad Universitaria. Después de eso, el holandés Hans Westerhof dejó el puesto. Su entonces auxiliar recibió la oportunidad de quedarse con el trabajo.

En medio de escepticismo, El Maestro tuvo una inusual presentación. Adolfo Bautista (en dos ocasiones), Alejandro Vela, Ramón Morales, Juan Francisco Palencia, Alberto Medina y Ramón Ramírez le dieron forma a un resultado de escándalo: Guadalajara goleó 7-0 al Atlante. Desde ese día, el cuadro tapatío no ha vuelto a marcar tantas veces.

El presente rojiblanco requiere un poco de ese pasado. Necesita revivirlo, si no en la misma magnitud, sí en cuestión de puntos. El Rebaño Sagrado no tiene otro camino. Este domingo, ante los Potros de Hierro, es ganar o ganar. Ningún otro resultado le sirve. Con 16 unidades, la Liguilla comienza a alejarse.

Enfrente, Chivas tendrá a un equipo hundido en mala racha. Atlante llegará al duelo de la Jornada 14, en el estadio Omnilife, con seis derrotas de manera consecutiva en el Torneo Clausura 2013 y además con el peso moral de haber perdido el miércoles pasado la final de la Copa MX, frente a Cruz Azul.

Pese a todo, los Potros de Hierro tienen una motivación: salvarse del descenso. Con la derrota de Querétaro en Morelia, la escuadra azulgrana se encuentra a un triunfo de asegurar matemáticamente su permanencia y condenar a los Gallos Blancos.