Dos goles con sabor agridulce para las Águilas del América. Dos goles como visitante que le dan ventaja en la semifinal ante el Monterrey. Dos goles que pudieron ser cuatro, cinco, seis…

Había que compensar de algún modo la ausencia del Piojo Miguel Herrera en el banquillo americanista. Al término del primer tiempo, con el 1-0 en contra, El Piojo se traslada al vestidor y transforma a su equipo. Su recurso es acorralar al Monterrey y el causante de la perfecta ejecución se llama Christian Benítez.

El Chucho, con otro doblete, se vuelve a echar a las Águilas al hombro para sacar un provechoso 2-2 del Tecnológico. El sábado, en el Azteca, el América avanza a la final hasta con un empate que no pase de tres goles.

El América, por fin, está a un paso de avanzar a la gran final por primera vez en la gestión Herrera. La tarea tendrá que ser similar en el Azteca, el próximo sábado, para acabar con la maldición del “semifinalísimo”.

Dominante, con idea, el América se hace del balón y de las aproximaciones. No muchas, pero suficientes para incomodar al Monterrey, sin talento para contrarrestar el futbol capitalino.

En 20 minutos de toque y futbol, las Águilas están próximas al gol. El pase filtrado encuentra al inquieto “Chucho” Benítez y en una explosión ofensiva encara al portero y lo vence, sólo que Hiram Mier asiste la retaguardia de Juan de Dios Ibarra y rechaza, en plan salvador, la aproximación del peligroso goleador ecuatoriano.

Más de nada sirve tener el balón cuando tienes a un artillero como “El Chupete” Suazo. En 29 minutos sin aproximación al área de Moisés Muñoz, Jesús Molina frena como puede a Humberto Suazo y éste ejecuta, a la perfección, el tiro libre que aterriza en las redes americanistas. El golazo levanta de sus asientos a los fanáticos, con la esperanza de ver una réplica del éxito de Rayados frente a Tigres, en el pasado clásico del norte.

Pero no, había que poner candados, muchos candados para evitar la lluvia de goles, algo que a todas luces favorecería en pro del vuelo de las Águilas. El primer ensayo en serio, es de Rubens Sambueza, quien también en un tiro libre, más lejano que el de Suazo, sacude el travesaño de Ibarra. Era cuestión de tiempo.

Más faltaba alguien que direccionara al equipo visitante. Miguel Herrera descendió hasta el vestidor y el América vuelve a ser el América.

En el minuto 50, “Chucho” Benítez recibe balón del “Negro” Medina y sacude las redes, ante la salida del portero. El empate lastima al Monterrey, que no recibe respiro. En una nueva escapada, Paul Aguilar está cerca de otra anotación y al 70′, Benítez, sí, otra vez el endemoniado ecuatoriano, vuelve a retratar las redes. Esta vez, tras un tiro de esquina, Sambueza localiza, con un trazo venenoso, las piernas del peligroso artillero, quien sin piedad elude al arquero y lo vence.

El 1-2 encamina al americanismo al triunfo, pero no todo está dicho. Así lo demuestra Aldo de Nigris, al 74′, quien con un zurdazo cruzado supera a Muñoz, gracias a su valioso aporte ofensivo, lo que mete de vuelta a los Rayados en la contienda.

En los últimos minutos se rompe la media cancha. El vaivén anima a los fanáticos y es el propio “Chucho” a darle la puntilla al Monterrey, pero los postes y el pundonor de los Rayados, nivela la contienda. El propio Muñoz, es, en la agonía, el héroe azulcrema. ¿Quién para Benítez? La pregunta tendrá que hacérsela Vucetich a sus pupilos, porque anoche, como nunca, extrañaron al “Chelito” Delgado, ausente por una lesión muscular, de esas que duelen más cuando tienes al América enfrente.