Parecían perdidos, que la celebración en Miami no sería para ellos, pero el cuadro dirigido por el coach Erik Spoelstra le recetó a los Spurs una cucharada de su propia medicina: excelente defensiva.

El Heat ganó el Juego 6 de las Finales de la NBA 103-100 ante San Antonio, con lo que igualan la serie 3-3 y el campeón de esta temporada se definirá mañana.

Le restaban 20 segundos al encuentro, Miami perdía 89-94, pero LeBron James clavó un triple (92-94) y su compañero Mike Miller cometió una falta. Kawhi Leonard sólo encestó uno desde la línea y Spurs ganaba por tres (95-92).

El Heat con el balón, James intentó otro triple, el balón rebotó en el aro, se les iba el aliento, y justo con 5.2 segundos para que terminara el tiempo regular, apareció la figura de Ray Allen, quien se elevó con autoridad sobre Manu Ginóbili, lanzó un arcoiris de larga distancia que sacudió la red y empató la pizarra 95-95. Miami ardió. Se jugaría tiempo extra.

Allí las cosas no fueron más fáciles para el Heat, pues tenían el momentum de su lado. En los cinco minutos complementarios Allen anotó cuatro puntos, Chris Bosh dos y James aportó dos más. Lo justo para levantar el puño. Tienen vida.

Los Spurs ganaban 75-65 al inicio del último cuarto, pero su ventaja se redujo tras triples consecutivos de Mario Chalmers y Mike Miller, este último con un solo zapato, porque no se puso a tiempo el otro.

El aro se le cerró a San Antonio, sus mejores tiradores erraban disparos. Danny Green, quien posee el récord de más triples en las Finales, desapareció. Tim Duncan atacó el aro, pero Chris Andersen lo bloqueó y LeBron James ejecutó la colada para el 82-82 a 6:34 minutos del final. La quinteta texana trató de embestir de nuevo, pero falló.

Duncan fue un auténtico gladiador debajo del tablero —se encargó de congelar por completo a Bosh— y fue el mejor hombre del ataque de su equipo, con 30 puntos y 17 rebotes. No pudo hacer más.

Tony Parker y Kawhi Leonard hicieron su parte, pero no pudieron contener los 32 puntos de El Rey y a un Heat que arde más que nunca.