Única oportunidad para ajustar las muchas tuercas flojas en la maquinaría tricolor, pero el duelo amistoso de esta noche ante Costa de Marfil, en Nueva Jersey, también ofrece la posibilidad de demostrar que mantener a José Manuel de la Torre fue la decisión adecuada.

Mexicanos y marfileños chocarán por primera vez en la historia. Los Elefantes africanos lucen como un sinodal de alto nivel, tan provechoso como peligroso, porque una derrota nublaría todavía más el panorama de cara al juego eliminatorio contra Honduras, del 6 de septiembre, en el Estadio Azteca.

“Sabemos de ese compromiso que existe”, concede el meta José de Jesús Corona. “Estamos obligados a ganar, como siempre, pero ahora va a ser importantísimo por la situación, el momento que vive el equipo”.

“Pero también tenemos claro que será trascendental el funcionamiento que podamos tener. A final de cuentas, los partidos que realmente importan son los de la eliminatoria en septiembre”.

Para los que es muy probable repetir a buena parte del grupo que se jugará frente al representativo comandado por el goleador Didier Drogba. Eso explica la relevancia de un juego no oficial. Sus consecuencias anímicas podrían ser enormes, ya sean positivas o negativas.

“[Es] importante por el tema de que estamos a pocos días, unas cuantas semanas, de los juegos trascendentales de la eliminatoria”, comparte el contención Carlos Salcido. “Es el único partido que tenemos ahí para tratar de aprovechar”.

“Buscaremos hacer las cosas bien y esperar a lo bueno”.

Donde no existirá margen de error. Más allá de que los objetivos son una buena expresión estética y superar a Costa de Marfil, los hombres del Chepo están conscientes de que un error en el estadio MetLife no tendrá las catastróficas secuelas que sí dejará equivocarse en el Coloso de Santa Úrsula y no superar a los catrachos.

“Lo tenemos claro y vamos a tratar de sacarle el mayor de los provechos”, insiste el arquero. “Como siempre, [debemos] tomarlo con toda la seriedad que conlleva el estar representando a un país”.

Cuya Selección Nacional está por ingresar a la etapa crucial de un proceso que lleva más de dos años y medio. Únicos 90 minutos para sacudirse la “malaria” y respaldar con futbol a ese hombre tan cuestionado durante los últimos meses.