El Diablo no estuvo en su apogeo, jugaron uno de sus peores partidos en la era Meza y sufrieron como nunca la ausencia de Antonio Naelson, sin embargo, un gol de Lucas Silva sobre la hora evitó una catástrofe infernal en la presentación choricera como local.

El Toluca mostró una cara irreconocible, estuvieron faltos de precisión y buen toque, carecieron de combinaciones y fueron dominados a placer por el Puebla, que su único pecado fue perder la marca sobre el final, viendo frustrado su asalto al averno.

Fuerza, garra y poco futbol, fueron los ingredientes que dieron vida a los primeros minutos del juego, donde las marcas ríspidas y la poca profundidad trababan un juego que carecía de emoción y llegadas al marco.

El Subcampeón entró aletargado al campo, la ausencia de Sinha pesó desde el silbatazo inicial, pues su buen toque era cambiado por imprecisiones y centros que cruzaban de largo; mientras el Puebla, con mayor orden, proponía un duelo de ataque.

Sin desesperarse y con intensidad en la marca, La Franja logró filtrar un balón en el área enemiga que dejó a Beasley mano a mano con Talavera, pero la figura del arquero choricero comenzó a hacerse grande ante el inevitable dominio visitante.

El descanso fue marcado por los silbidos del público, el cero en el marcador, la nulidad de los Diablos en la delantera y el deficiente último toque poblano en zona enemiga.

La tendencia se mantuvo en la segunda mitad. Los Camoteros se volcaron al frente y ahogaron a un Toluca que no veía la suya. El primer aviso fue un disparo de Segundo Castillo que Talavera sacó del ángulo, pero Félix Borja no perdonó en la siguiente ocasión y con disparo cruzado congeló el infierno.

A raíz del gol el Toluca despertó y encontró en Lucas Silva al héroe del encuentro, pues a falta de 4 minutos para el final, Ervin Trejo le filtró una pelota por derecha a Silva, y éste definió con disparo cruzado para firmar un empate agónico con sabor a miel para los Diablos.