Puntales dentro y fuera del lienzo verde, capaces de guiar futbolística, pero sobre todo, sentimentalmente a un grupo de chicos dispuestos a escribir historia. Esas son, según quienes también han desempeñado el rol, las principales tareas de los refuerzos.

La Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA) y el Comité Olímpico Internacional (COI) acordaron, a partir de Atlanta 1996, que cada representativo podía incluir en su nómina a tres futbolistas mayores de 23 años de edad. Desde entonces, el Tricolor ha clasificado a las ediciones de 1996, 2004 y 2012.

Jorge Campos, Claudio Suárez y Luis García fueron los elegidos por Carlos de los Cobos para la justa estadounidense, mientras que Israel López, Antonio Naelson Sinha y Omar Bravo se unieron al plantel dirigido por Ricardo Antonio La Volpe en la aventura ateniense.

Luis Fernando Tena depositó su confianza en José de Jesús Corona, Carlos Salcido y Oribe Peralta, cuya hora cero llegará mañana, frente a Corea del Sur. Sus antecesores les piden valorar la inigualable oportunidad que han recibido.

“En la carrera de cualquier deportista, estar en los Juegos Olímpicos es un privilegio, de las cosas más deliciosas que le pueden pasar a cualquier atleta”, explica Luis García. “Como futbolista, entiendo que la Copa del Mundo ocupa un lugar muy importante, pero los Juegos Olímpicos embelesan el alma”.

“Los mayores tienen la obligación de ser eso: refuerzo, sustento, dar guía a los chamacos, quienes están con mucha más vehemencia, ganas, emociones. Los refuerzos deben bajar esos sentimientos, liberarlos, tranquilizarlos y encausarlos de forma adecuada…”.

Son los protagonistas de una historia que podría tener amargo final, si no se obtienen los resultados esperados.

Ninguno duda del talento reunido. Lo que les inquieta es la alta probabilidad de toparse con pesos completos en las fases a eliminación directa.

“[La Selección Mexicana Sub-23] tiene argumentos sólidos, y no pasa por esperanzas ni ilusión”, subraya El Niño Artillero. “Entiendo que mucha gente en México, cuando habla de futbol, no tenemos esta capacidad para separar un poco lo que es el sentimiento del raciocinio”.

“La problemática pasa puntualmente, porque vas a cruzarte, en cuartos de final, contra Gran Bretaña o Uruguay, que también son candidatos. Luego, si llegas a pepenártelos, en semifinales es España o Brasil, y si llegaras a perder por cualquier circunstancia, todavía tendrías un turno al bat, que sería para pelear por el tercer lugar, pero podrías encontrar a Gran Bretaña o Uruguay…”.