Sobre la cancha Jesús Corona luce seguro, imponente, sólido y como un defensor aguerrido de los tres postes que celosamente resguarda. No obstante, fuera de las canchas Chuy presume una vida normal, como la de cualquier individuo que disfruta de su familia, paseos, el cine, la música y una buena comida.

“(Soy) una persona que saliendo del entrenamiento le gusta ir a su casa, convivir con sus hijos, estar el mayor tiempo posible con ellos puesto que no hay oportunidad por las concentraciones no solamente de mi equipo sino con Selección Nacional. Disfruto bastante estar con ellos, hay momentos en que me gusta pasear”, comparte en entrevista.

El guardameta finalista de la Liga MX dibuja una sonrisa tierna y amorosa al recordar a su familia, misma que significa todo para él y que es su gran amuleto en su carrera como futbolista.

Corona ríe y se emociona al contar anécdotas de sus hijos al tiempo que no duda en decir que le gustaría que ellos sigan sus pasos.

“Me gustaría que (mis hijos) siguieran ese legado, ahora los veo, a Misael de 10 años poniéndose los guantes en la escuela y a José Miguel que va para 3 y trata de jugar conmigo en todo momento. Soy de los que no les exige que se dediquen a una cosa, si les gusta qué bueno, esperemos que puedan seguir ese legado”.

Chuy vive un momento único al lado del Cruz Azul, pues está a 180 minutos de convertirse en Campeón, un título que añora desde hace mucho y que sabe, no será fácil de conseguir ante el América. Sin embargo, por ahora el tiempo transcurre su marcha, pues antes de enfundarse en la casaca de guardameta y ponerse los guantes, el tapatío disfruta el tiempo con los suyos.