Quedar en último lugar de la competencia de esquí de fondo en Pyeonchang 2018,llenó de críticas y alabanzas a Germán Madrazo, quien pasó de la tristeza al llanto de felicidad en algunas horas.

Recordar todo le provoca un nudo en la garganta y le regresa el coraje, porque nunca entendió cómo fue que su cuerpo no le respondió cuando más lo necesitó.

“Estaba muy enfocado en la carrera pero me sentía fatal, mi cuerpo estaba agotado, empecé con una gripa y me sentía muy mal.

“Entrené mucho, tenía bien estudiada la prueba, me sentía fuerte y no puedo explicar lo que pasó. La realidad es que ese día no andaba bien y tenía un sentimiento de decepción, de molestia conmigo, estaba triste no entendía porque me sentía así en el día más importante de mi carrera”, dijo en entrevista con Mediotiempo.

Si bien llegó en el lugar 115, a 20 minutos del ganador de la medalla de oro, el nombre de Germán Madrazo le dio la vuelta al mundo por la imagen donde llega a la meta con la bandera de México en las manos y es levantado en hombros por otros competidores en la meta.

“El tema de la bandera fue algo raro, la vi durante toda la competencia y en la última recta hice todo por agarrarla. No sabía que era tan difícil llevar la bandera porque el cuerpo se me cerró y todavía quedaban 200 metros y fue un momento en el que debía concentrarme para llegar porque no podía más, pero al final todo salió bien y cuando la agarré todo el estadio gritó y ahí supe que era por mí”.

El primer levantón anímico que tuvo fue cuando lo recibió su amigo togolés, Pita Taufatofua, con quien entrenó por mucho tiempo y quien ese día por primera vez le ganó en una competencia.

“Llego y me abrazo con Pita, mi amigo de las mil batallas, y teníamos una frase de vivir para luchar un día más, y cuando cruce fue lo que le dije y me respondió ‘no fue así, esta vez luchamos para llegar hasta el final’ y ahí me quebré”.

La imagen de Madrazo con la bandera se hizo viral en muy poco tiempo, pero él no la había visto hasta que fue entrevistado al término de la competencia.

“Me entrevistan al final y yo no sabía qué pasaba y me mostró la imagen donde salgo con la bandera y que le dio la vuelta al mundo y ahí fue cuando el enojo se tornó a orgullo”.

Si bien estos dos golpes anímicos fueron levantando el sentir de Germán, el climax llegó cuando un pastor dentro de la villa olímpica rezó a su lado y le hizo entender que lo conseguido era un gran logro.

“Estaba muy triste y una especie de pastor me preguntó qué pasaba y me dio tanta confianza que me animé y le conté; después de todo rezamos y dijo una frase de que Dios me puso en ese lugar para mandar un mensaje y entonces le mostré la imagen de la bandera y también se soltó en llanto y ahí sentí felicidad.

“El tiempo dirá cuál era el mensaje pero desde donde yo lo veo es un mensaje de hermandad, de valores humanos, de amor, de ayuda”, expresó.

Madrazo ahora quiere dejar su huella y empezar a formar a algunos jóvenes que se quieran dedicar a este deporte que además de no ser muy común en México, suele ser muy caro y complicado de mantener.