Una fiesta fue la que se vivió en el Estadio Azteca luego de que América se convirtió en Bicampeón de la Concacaf Liga de Campeones ante su afición que en todo momento los cobijó y que al final vibró junto con los jugadores, directiva y cuerpo técnico por el título obtenido.

En cuanto el árbitro pitó el final del partido, la fiesta azulcrema comenzó. Los aficionados se abrazaban y gritaban en la tribuna mientras que en la cancha los jugadores americanistas se fundían en abrazos que reflejaban el orgullo y la satisfacción de haber terminado como Campeones en el torneo internacional.

Las banderas de Ecuador, Colombia, Argentina y desde luego México, aparecieron en las espaldas de algunos futbolistas que no pararon de saltar eufóricos por el triunfo. Ya cuando los ánimos se calmaron un poco, todos se reunieron en el centro de la cancha, se pusieron de rodillas y con la mirada al cielo elevaron una plegaria en agradecimiento por la meta conquistada.

Mientras tanto, familiares y amigos esperaban en la orilla de la cancha para entrar a unirse al festejo, pero tuvieron que aguardar a que Rubens Sambueza subiera al estrado y recibiera la copa que levantó al lado de sus compañeros en medio de una ‘explosión’ de felicidad envuelta en el color azulcrema de las Águilas, al tiempo que en la tribuna no paraba el grito de “olé olé olé, campeón”.

Entre los reconocimientos individuales entregados a lo mejor del certamen, Hugo González recibió el trofeo ‘Guantes de Oro’, y Sambueza recibió el galardón al mejor jugador del campeonato.

Al final, los jugadores dieron la tradicional vuelta olímpica y a su paso los aficionados se desbordaban de felicidad, celebrando un campeonato que a su vez, les da la oportunidad de ir por una revancha al Mundial de Clubes en Japón.