El arranque del torneo ha estado plagado de errores de los árbitros, que han influido en el resultado final. Tres fallas graves han cometido los silbantes, lo que ha causado malestar en los dueños de equipos, que han pedido una mayor atención y trabajo al organismo que encabeza Aarón Padilla.

Un par de las pifias se dieron en la jornada dos. La primera cometida por Fernando Guerrero y el juez número dos, Miguel Ángel Hernández, que no se dieron cuenta de que el balón salió del terreno de juego durante el choque entre Tigres y Querétaro.

Carlos Salcido se barrió para rescatarla sin éxito, sin embargo, ambos nazarenos no se dieron cuenta y continuó la jugada que terminó en gol de “Juninho”.

En el compromiso entre América ante Toluca, Daniel Montenegro mandó un pase filtrado que se estrelló en Diego Novaretti. A pesar de que el argentino tenía el brazo pegado al cuerpo, el árbitro Erim Ramírez Ulloa marcó un penal que mandó a la red Vicente Matías Vuoso.

“En el análisis detallado de ambas jugadas se evidencia que la colocación impide al árbitro tomar una buena decisión”, comentó Decio de María, tras la reunión del Comité Operativo de la Federación Mexicana de Futbol en los que los presidentes de equipos manifestaron su inquietud por las fallas.

“En la primera, el árbitro asistente está tapado y no lo puede ayudar, la jugada es del otro lado y la colocación del árbitro no le permitió tomar una mejor decisión; en la segunda el árbitro está muy abierto y le toca la jugada en línea recta, él ve una intención pero no ve si realmente pega en la mano y toma una decisión, después observamos todos que es errónea. Ambas jugadas incidieron en el marcador”, reconoció

Mientras que en el Atlante-Cruz Azul, Emanuel Villa metió con la mano el gol que le dio el empate a dos a La Máquina. Fernando Guerrero, quien estuvo en el Tigres-Querétaro, fue el silbante que cometió la falla.

“Desgraciadamente, el arbitraje no ha sido lo que esperábamos, porque pensábamos que íbamos a mejorar, y lo vamos a cumplir”, comentó el titular de la Comisión de Árbitros.

A lo anterior, se agrega el escándalo que causó la suspensión de cinco partidos que se le impuso a Marco Antonio Rodríguez, tras mostrar dos tarjetas amarillas al mismo tiempo durante la final entre Tigres ante Santos.

El futuro no es nada alentador para el gremio, que tendrá que trabajar a marchas forzadas para salir del bache en el que se encuentra.