Con el Atlas como nueva adquisición de Televisión Azteca, el poder de los consorcios televisivos en el futbol mexicano crece y, según Emilio Maurer, también es la enfermedad que casi provoca la eliminación del Tricolor en el camino rumbo al Mundial Brasil 2014.

Titular de la rama de la Primera División a principios de los 90, cuando protagonizó una lucha de poderes ante Televisa, el empresario asegura que el balompié nacional no dejará de pasarla mal mientras los propietarios de clubes acepten, sin oponer resistencia, los mandatos de las cúpulas televisivas.

“Los dueños son esclavos de las televisoras, les tienen miedo, porque temen que les saquen una historia de su vida y los acaben, así es que no van a hacer algo”, sentencia Maurer, entrevistado vía telefónica. “¿Cómo lo realizarán?, si veo a [Jorge] Vergara [dueño del Guadalajara], quien era un revolucionario del futbol y mi ídolo, diciendo que le demos las gracias al América porque nos va a salvar”.

“Nacho Trelles, quien era mi maestro, decía que no entendía cómo todos los dueños del futbol, en particular, son empresarios brillantes, pero se unen al deporte y son muy burros”.

Respalda sus palabras con las dificultades vividas por la Selección Nacional este año. Está seguro de que priorizar lo económico sobre lo deportivo empieza a cobrar factura… Y no hay marcha atrás.
“Los directivos del futbol mexicano son unos farsantes y los dueños, otros”, insiste. “Ya se nos olvidó el ridículo que hicimos para ir a Brasil. Ya somos campeones del mundo, derrotamos a un equipo amateur, como es Nueva Zelanda. Todo eso, se nos olvidó. El Piojo [Miguel Herrera] es casi Dios…”.

“Mientras, a nuestro futbol lo maneje la televisión… Por eso estamos como estamos”.
Tenía la ilusión de que la penosa eliminatoria mundialista generara una sacudida en las altas esferas del medio, pero el regreso de la multipropiedad televisiva le comprueba que “no se dará”.

“Esto no tiene remedio. La Selección, ahora que va a Brasil, no pasará a la siguiente ronda, pero no sucederá algo”, lamenta. “Las televisoras envuelven, dicen una bola de mentiras y a la gente se le olvida”.