Alan Quevedo, portero de los Tiburones Rojos sub-17, y su cuñado Miguel Eliacim Caldelas Morales, fueron asesinado por un grupo de secuestradores, en el Municipio de Medellín de Bravo, en Veracruz, según reportes periodísticos de la localidad; la Secretaria de Seguridad Pública regional no se ha pronunciado al respecto.

Tras la madrugada de este domingo, familiares de Quevedo y Caldelas confirman que se encontraban en negociaciones con una banda de secuestradores para liberar al hermano menor del futbolista, el cual se mantiene en calidad de desaparecido.

“Iban en Arboleda San Ramón en un carro de mi yerno y los interceptaron dos carros, uno les tapó el paso y los balearon; es horrible, mi niño tenía 15 años y tenía futuro jugando al fútbol”, dijo la madre de Alan, para el rotativo veracruzano ‘ladoce.com’.

Por su parte, en la institución de los escualos fue el entrenador del primer equipo, José Sánchez Solá, se refirió a la pérdida del juvenil y a la inseguridad que se vive en el país.

“Al final de cuentas es una muerte, como que no haces mucho caso de por qué fue, pero si vas a agarrar y ves por qué fue, dices ‘qué tristeza, no fue enfermedad, no fue accidente’, está cañón, está cañón y no veo que nadie haga nada. Ayer veía, 120 mil millones de pesos se consumen en corrupción en este país, qué harías, cómo podrías educar o repartir, qué fuentes de trabajo podrías dar, qué maravillas podrías hacer, si fueran bien empleados esos 120 mil millones de pesos, no pasaría lo que pasó”, expresó a medios el entrenador de Veracruz, aunado a un reporte de robo que sufrió su hija en el estado de Puebla.