Cd. Madero, Tamaulipas.-El mar, la arena y el sol fueron parte del escenario en donde más de 200 atletas dejaron su máximo esfuerzo, un lugar en donde las palabras “no te rindas” resonaron en la mente de quienes se prepararon para los Miramar Games y que estuvieron ahí para dar todo en las competencias.

Por primera vez los amantes del crossfit disfrutaron de una competencia innovadora que llenó la playa Miramar de amor a las barras, ganas de superar sus límites y una lucha constante por no quedarse en el intento.

Desde que los rayos del sol dieron aviso de llegar, los atletas se enfilaron para iniciar con la primera competencia, correr por la arena 5 y 3 kilómetros, prueba inesperada con la que abrieron su participación.

 

 

Nervios, sorpresa, adrenalina, emoción, y hormigueo en los pies por empezar con el pie derecho y llegar primero a la meta eran los sentimientos que se veían en los rostros de los atletas. Sacudieron sus piernas, estiraron sus brazos, algunos sonreían, otros se concentraban y tenían fija la mirada en el mar.

Sonó la bocina y dio inicio la carrera por los primeros puntos del día, a un costado del agua del mar que les dio la bienvenida a los atletas y los hizo esforzarse un poco más para que las piernas no resintieran la arena.

Y así iniciaron los Miramar Games, con exigencia desde el inicio, de ahí en adelante arrancaron las pruebas, primero los de la categoría Escalados, la más concurrida de la competencia, aquella en la que la mayoría vivía su primer experiencia dentro de una competencia de crossfit en esta modalidad.

 

El sol y el calor fueron los principales contratiempos con los que los competidores tuvieron que lidiar, sin embargo era más grade su hambre de triunfo que las dificultades.

Con las piernas tensas por el esfuerzo de la carrera y la adrenalina da estar dentro ya de la competencia los deportistas iniciaron los wods, con el único objetivo de no rendirse.

Conforme el día avanzó los ejercicios aumentaban de dificultad, y el cansancio se reflejaba en los crosfiteros acostados en el área designada para ellos, algunos otros se hidrataban y otros trataban de que el dolor en el cuerpo pasara rápido, otros necesitaron terapia, pues los músculos reclamaron el trabajo físico, algunos más aprovechaban para pasar un momento con sus familiares que en todo momento los alentaron a continuar.

 

Durante las competencias los costados del box instalado en la playa estaban llenos de los amigos y familiares y compañeros en un constante grito de apoyo a sus competidores; ¡Termínalo, ya lo tienes! ¡Apriétale, ya llegaste! ¡Vamos, vamos, tú puedes! ¡No te pares!.

Poco a poco llegaron los espectadores, personas que paseaban en la playa y que al ver aquel lugar convertido en un box de crossfit se unieron al apoyo.
Disfrutaron y vivieron la emoción junto a los deportistas cuando se perfilaba el momento final de cada ejercicio.

El rostro afligido, quemado y con muestra del esfuerzo que les costaba levantar las pesas, su respiración agitada, su cuerpo apenas caminando, lleno de arena, era parte de la vivencia que estaban sufriendo y disfrutando al mismo tiempo.

Poco a poco ese semblante cambió, se venía la recta final de la competencia y los atletas sabían que tenían que sacar su empuje y fuerza para superar sus propios límites, sus propias marcas.

La sonrisa de haber llegado hasta el final pese a todos los contratiempos era lo primero que veías en los deportistas.

Las finales llegaron y con ellas todo el sentimiento de no rendirse, la satisfacción de haber logrado más de lo esperado y algunos otros lucharon contra el sentimiento de impotencia al ver los resultados que no esperaban, conscientes siempre de que no hay otra fórmula que el trabajo y la exigencia diaria para en la próxima, terminar con buen sabor.

La última parte de los Miramar Games se vivió aún más intensa, el sol caía y el viento alivió el atenuante calor, la brisa del mar endulzó el salado sabor del desgaste de todo el día y dio paso a las semifinales que fueron todo un espectáculo de convicción, de insistir y sobre todo resistir, la pasión fue el principal ingrediente y los atletas brillaron por su amor al crossfit.

Siete eventos se habían realizado y lo mejor estaba por venir, conocer quienes subirían al pódium, quienes verían en ese momento que todo había valido la pena, pues habían superado sus propios límites.

Los Miramar Games reunieron atletas de toda la república mexicana, incluso de Estados Unidos, atletas que se convirtieron en una familia, su mejor lección fue aprender que cuando tu cuerpo cree que ya no puede más, es tu mente la que te hace llegar al final.