Ciudad Victoria.- Cuando la necesidad es mucha y el hambre aprieta, siempre se busca una manera, una forma de llevar el sustento, de dar lo mejor a su familia, no importando lo que se deba sacrificar.

Así es la historia de los árbitros tamaulipecos denominados “Los Extraditables”, silbantes que demuestran su capacidad, su profesionalismo y sus ganas de sobresalir, siempre buscando una mejor vida para ellos y sus familias.

Son las cuatro de la mañana y se enciende el televisor, señal de que es hora de levantarse, Alberto apenas puede abrir los ojos, después de una semana dura de trabajo es hora de emprender el viaje rumbo a tierras estadounidenses en busca del sueño americano.

Su esposa se levanta junto a él a preparar el lonche, huevo con chorizo es el menú, es lo que apenas se pudo comprar con 100 pesos que un día anterior había ganado Alberto producto de su trabajo, avanza el reloj y se preparan los últimos detalles, por algunas circunstancias la salida se retrasó.

Tras encender el vehículo Alberto se prepara para pasar por Julián, y así lo hace, ingresa a las cinco de la mañana a uno de los barrios de mayor peligro en la capital, la colonia Moderna, luego de ir por Julián emprenden la salida hacia el Polideportivo Victoria, carretera a Matamoros, donde recogen a los últimos dos tripulantes, Héctor y Fernando, ahí llegan los otros compañeros que también van a viajar, Iván, Zeferino y Carlos.

Apenas y cargan gasolina inician la travesía, el destino Tyler, Texas, a 14 horas de distancia de la capital de Tamaulipas, todos son árbitros de fútbol a excepción de Fernando él es jugador, pero todos son profesionistas y van en busca de sacar dinero para un mejor sustento para su familia.

En el transcurso del viaje Alberto toma el volante, comienza la plática con Julián, “ojalá la lluvia nos deje trabajar”, dice Alberto, mientras que Julián le contesta; “Vas a ver qué si, el clima va a mejorar”, optimistas siempre en sus viajes.

Y es que cuando apenas se viaja con el dinero contado, todo vale oro, a veces pasan horas y horas sin comer, en muchas ocasiones solo dan una comida al día, pero el sacrificio vale la pena… hay que traer dólares.

El riesgo de viajar en carretera es inminente, pero esto parece no importar, su objetivo es trabajar y sacar lo más que se pueda, sin embargo cuando no se logra trabajar, no hay dinero, no hay ganancia, por eso la lluvia es el peor enemigo de los árbitros.

Con más de cuatro años viajando, el abrir camino en Houston ha sido difícil, por más increíble que parezca el peor obstáculo para un mexicano suele ser otro mexicano, cuando se deberían de apoyar para salir adelante.

“Siempre llegamos pidiendo una oportunidad, que vean nuestro trabajo y si ellos quieren que nos den “la chamba”, pero que ellos nos vean”.

Y es que en muchas ocasiones han pasado hambre, frío y han dormido en la calle, el carro en el que viajan solía ser el mejor hotel.

“No siempre nos va bien, primero no teníamos a donde llegar, así que cuando llegábamos a Houston en la madrugada nos dormíamos en un Walmart, sin comer, sin nada”.

Sin embargo, poco a poco los árbitros se fueron abriendo las puertas, se fueron dando a conocer, tanto así que ahora son solicitados en más ligas, en diferentes lugares.

Y es que no todos los mexicanos suelen ser malos, acá conocieron a Jorge Chávez, un victorense que se hizo su amigo e incluso les ha abierto las puertas de su casa para dormir y comer.

“Kikon como le decimos, siempre nos echa la mano, nos abrió las puertas de su casa, nos brinda un plato de comida y eso en un país que no es el tuyo vale oro”, comenta Iván Rodríguez.

Con el paso del tiempo los tamaulipecos con su trabajo han demostrado su gran capacidad, tanto así que ahora trabajan en los torneos más importantes de todo Texas.

Copa Alianza, Copa Univisión, Neymar Cup, Copa Bud Ligth, son de los torneos en donde han sido solicitados, además de Copa Mariachi, Primavera Soccer League, El River Park, son en las ligas en que normalmente trabajan.

“El camino ha sido duro, pero hoy ya nos podemos dar el lujo de pedir hospedaje, alimentación, dinero para gasolina”, comenta Bonifacio Trejo.

Y es que a veces les toca dormir en hoteles de lujo como en esta ocasión en Tyler, Texas, en otras ocasiones en el suelo, en un solo cuarto, todos amontonados.

Pero en los viajes y para no perder tiempo, entre el camino se comienzan a repartir el lonche y sándwich de huevo con chorizo, flautas de huevo con papa es el menú del día.

“A veces y cansados de todo el día nos tomamos unas cervezas para la sed, reímos, contamos chistes, cantamos, porque si nos vamos en la onda del trabajo nada más no aguantamos”, relata Salvador Guzmán.

Tal vez la historia de Julián Torres es la de mayor sacrificio, ingeniero de profesión y trabajador de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, apenas a los 19 años emigró hacia Estados Unidos, buscaba sacar dinero y ofrecer una mejor vida a sus padres en ese momento.

Pero llegar a vivir al país de las oportunidades es difícil, y más cuando se tiene que pasar de indocumentado, Julián estuvo ya tres veces en Tyler, Texas, en dos ocasiones fue deportado.
Sin embargo, un día cuando ya trabajaba en la UAT, decidió sacar su visa de turista, en donde comenta “en el consulado me la dieron por honestidad”.

“Llegue y lo primero que me preguntaron era que si yo ya había estado en Estados Unidos, les dije que sí y que fui deportado 2 veces, pero que quería el perdón y si ellos querían que me dieran la visa, a lo que ellos me dijeron que me la daban por ser honesto”.

Julián tiene 39 años, es padre de familia de dos hijos y es el sustento de su hogar, viaja a la unión americana a buscar una mejor calidad de vida para él y su familia.

Así son las historias de los integrantes de los “Extraditables”, quienes buscan sacar dinero para poder vivir mejor, pues en México la situación cada día es más dura, son tamaulipecos que rebasan la frontera, que buscan un futuro mejor para su familia, que van tras el sueño americano, pero que con su trabajo y tenacidad son destacados y reconocidos a nivel internacional.