Toma el periódico sobre la mesa, lee los artículos principales y busca si aparece su foto. Tiene la esperanza de que digan algo de él. Alex Boone posiblemente sea uno de los jugadores con menor popularidad de los 49ers de San Francisco, pero es quien comparte una de las mayores responsabilidades: proteger al quarterback Colin Kaepernick.

Boone, egresado de los Buckeyes de Ohio State, forma parte de los 49ers desde 2009. No fue elegido en el Draft, pero el equipo le hizo una oferta y la aceptó.

A pesar de su talento, su problema de alcoholismo opacó su calidad en el campo de juego. Pero tras someterse a terapia, el liniero ofensivo logró superarlo y ahora busca su anillo de campeón en el Super Bowl XLVII, en el que enfrentará a una de las defensivas más feroces de la NFL.

“Serán 60 minutos intensos en los que tendremos que dar lo mejor de nosotros, física y emocionalmente. Dar lo mejor de nosotros en el momento adecuado será la clave del triunfo”, comentó Boone, quien en 2010 dejó la escuadra de prácticas para formar parte de la rotación de suplentes.

El rival a vencer este domingo 3 de febrero son los Cuervos de Baltimore y el guardia derecho de los 49ers, quien tendrá como oponente principal al ala defensiva Arthur Jones y al tacle nariz Ma’ake Kemoeatu, no descarta blitzes de Terrell Suggs y del veterano Ray Lewis.

“Es mi trabajo [proteger a Colin Kaepernick], estoy orgulloso de eso y buscaré hacerlo en este partido. Este es el gran juego, el gran espectáculo. Creo que todo el mundo quiere jugar contra los mejores. Yo creo que los Cuervos tienen la mejor defensiva. Creo que será grandioso”, expresó el liniero ofensivo, quien a partir de esta campaña ocupó la titularidad indiscutible.

“A ningún liniero ofensivo le gusta que toquen a su quarterback. Nosotros somos orgullosos. Este partido será un verdadero desafío para nuestras unidades. En este duelo las defensivas mostrarán diferentes caras, pero nosotros debemos mantenernos concentrados”, advirtió Boone.