Rápido, Wes Welker, deletrea Bill Belichick. Oye, Osi Umenyiora, ¿conoces algún otro Eli además del muchacho ese Manning? Rob Gronkowski, ¿cuál es tu canción favorita de Madonna? ¿Cuál es tu favorita de las Kardashians?

No son exactamente preguntas complejas sobre el Super Bowl del domingo entre los Gigantes de Nueva York y los Patriotas de Nueva Inglaterra. Pero así es el día de atención a la prensa: una especie de circo anual de la NFL, pero sin maestro de ceremonias.

Con los jugadores y entrenadores metidos en cubículos, a la concurrencia de reporteros se sumaron el martes un sujeto con disfraz de superhéroe, otro con un uniforme antiguo, niños con micrófonos e incluso mujeres con vestidos que dejaban poco a la imaginación. Le preguntaban a los Patriotas y a los Gigantes lo que fuera que les cruzara por la mente.

De verdad. Lo que fuera.

“Es una locura”, dijo el safety de los Patriotas Patrick Chung. “Nunca había visto nada igual”.

Los días de prensa de la NFL no son un lugar para personajes como los legendarios periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein, que revelaron el escándalo de Watergate que terminaría la presidencia de Richard Nixon. Pero ha pasado de peculiar a ridículo en los últimos años.

Hace cuatro años, una reportera de la cadena mexicana TV Azteca se presentó con un vestido de novia con la esperanza de ganar el corazón de Tom Brady.

Es como si uno pudiera preguntarle a Vince Lombardi si puede decir el nombre de tres Kardashians. De hecho, Gronkowski lo hizo bastante bien: nombró a Kim y a Khloe, pero necesitó más tiempo para recordar a Kourtney.

O como si le pidieran a John Elway que baile salsa, como sí lo hizo el receptor de los Gigantes Víctor Cruz con la cantante Ciara.

No hubo propuestas de matrimonio para Brady este año, aunque el refinado quarterback sí habló sobre pintarse las uñas.

“Fue bastante fácil para mí”, dijo Brady en respuesta a la pregunta de cómo fue crecer con tres hermanas mayores. “A veces me vestían con su ropa y me pintaron las uñas una vez, pero fue agradable”.

La mayoría de los jugadores tomaron las cosas con buen ánimo, sabiendo a lo que se enfrentarían cuando llegaron al estadio Lucas Oil. Incluso el generalmente hosco entrenador Belichick arrancó un par de sonrisas.

Tal vez se hubiera puesto de mal humor si hubiera escuchado a Welker cuando le preguntaron si sabía deletrear “Belichick”.

“Ésa es difícil. B-E-L-I-C-H-I”, dijo Welker; luego hizo una pausa y añadió “K. Momento. ¿Así está bien? ¿es CK?”.