Ciudad de México – Las notas del Himno Nacional de Estados Unidos comenzaron a sonar, Colin Kaepernickagachó la mirada y colocó su rodilla derecha en el suelo. Fue la noche del lunes 12 de septiembre de 2016 cuando por primera vez en un juego oficial el quarterback de los San Francisco 49ersprotestó contra la desigualdad racial en su país.
El pasador, que en 2013 había liderado al equipo cinco veces campeón de la NFLde vuelta a un Super Bowl, dividió las opiniones con su manifestación, pero tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca las posturas se fragmentaron aún más y fue el pasado fin de semana, en la tercera fecha de la temporada 2017, cuando diversos jugadores y equipos se sumaron a las protestas, luego de que el mandatario pidiera el despido de quienes protestan.
Una tormenta de críticas cayó sobre cada uno de los atletas que se han sumado a estas manifestaciones, pero otra buena parte de la población estadounidense aplaudió su causa y de inmediato comparó su iniciativa con lo hecho por Muhammad Alí, quien se negó a ir a la Guerra de Vietnam.
Fue el 28 de abril de 1967 cuando el boxeador, incesante opositor de las ideas de superioridad racial y duro crítico de la postura de su gobierno ante el conflicto con Vietnam, se negó a unirse al ejército y ser parte del conflicto bélico, lo que derivó en que le despojaran sus títulos además de su licencia para boxear. A Muhammad lo condenaron a la cárcel y tuvo que pagar una fianza para tener libertad.
Alí se mantuvo firme en sus ideales y en 1970 consiguió que le devolvieran su permiso para pelear. Jamás se retractó, marcó un hito no solo en el deporte sino en la sociedad y se convirtió en un estandarte en la lucha contra la desigualdad racial a nivel mundial, un caso que se sumó al del nombrado Black Power en los Juegos Olímpicos de México 1968.
C.U. FUE LA SEDE
Durante aquella justa veraniega celebrada en territorio mexicano, los atletas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos protestaron contra las injusticias en Estados Unidos a manos del racismo. Ambos quedaron en segundo y tercer lugar en los 200 metros planos y fue en el podio donde alzaron su puño en alto, con un guante negro cada uno, como una crítica a la división en la sociedad estadounidense.

Otra de las más icónicas protestas que se recuerdan en el mundo del deporte se dio cuando el futbolista chileno Carlos Humberto Caszely, quien jugó para el Levante y el Espanyol en La Liga, se atrevió a negarle el saludo públicamente a Augusto Pinochet. El dictador había acudido a desearle suerte a La Roja previo al repechaje rumbo al Mundial de Alemania 1974 cuando se topó con el exfutbolista de Colo-Colo, quien dejó al mandatario con la mano extendida.

Recientemente, el etíope Feyisa Lilesa hizo un gesto de desaprobación contra su gobierno. El atleta atravesó la meta en segundo lugar durante la prueba de maratón de los pasados Juegos Olímpicos de Río 2016 con los brazos cruzados en símbolo de cruz, un gesto usual en Etiopía para exteriorizar su desacuerdo con el gobierno.

CONTRA LA DICTADURA

Quien más sufrió las consecuencias de haber protestado contra su gobierno fue el argentino Miguel Benancio Sánchez. El nacido en Tucumán, que había intentado ser futbolista en las inferiores de Gimnasia y Esgrima La Plata, apuntaba para ser un destacado atleta cuando tras escribir una carta contra la dictadura de Rafael Videla, no volvió nunca más a su país luego de una competencia en Brasil y se unió a los más de 30 mil desaparecidos durante el gobierno del sangriento militar.

LeBron James, Stephen Curry, Serena Williams y hasta Tom Brady se han pronunciado ahora contra las palabras de Trump, aunque no durante un evento de índole meramente de competencia. El deporte y la política no son ajenos, y son estos atletas quienes en defensa de sus ideales, han aprovechado su trinchera en busca de que la sociedad no se fragmente más.