Un par de oportunidades bastaron para que la experiencia se impusiera sobre la juventud; la selección de Italia hizo pesar su jerarquía de principio a fin y cosechó sus primeros tres puntos del torneo a costa de una rebelde Bélgica.

El orden fue la principal virtud de la Azzurri, que no otorgó una sola oportunidad de peligro a los Red Devils, y que fue contundente al máximo, aprovechando la más clara de todo el partido para irse adelante.

Fue al 31′ cuando los del país de la bota lograron la ventaja. Un trazo desde la mitad de la cancha agarró por sorpresa a la zaga belga; Giaccherini logró un control de primer nivel al interior del área y definió ante la salida de Courtois.

Con más esfuerzo que claridad, Italia dio lo mejor de sí para evitar que su rival generara peligro; ni la velocidad de Mertens ni la inteligencia de Hazard lograron derribar la muralla encabezada por Chiellini, Barzagli y Bonucci.

Al 90+2′ llegó la sentencia gracias a Graziano Pellé, que aprovechó un centro con el guardameta vencido para enviar el balón a las redes; la dosis terminó en 2-0 y ya no hubo tiempo para más.