Varios litros de cerveza pasaron de mano en mano en Munich. Phillip Lahm y Bastian Schweinsteiger, símbolos del Bayern, levantaban inmensos vasos con ese líquido que simbolizó una magna celebración por la entronización del club bávaro como el rey del futbol en 2013.

Así festejó el gigante alemán su regreso a la gubernatura del mundo del balompié a nivel de clubes. Ejerció una dictadura de cinco títulos en el que deslumbró con potencia, precisión, juego directo y contundencia. Su poderío destrozó en este año al Barcelona, equipo que antes ejercía como el gran y omnipotente gigante.

La pegada del Bayern alemán resultó imponente en estos 12 meses. En la Bundesliga terminó con el reinado del bicampeón Borussia Dortmund con un paso de récord (29 victorias, cuatro empates, una caída y un diferencial de goles de +88) en el que ni siquiera dejó que llegaran las últimas fechas para recuperar el cetro local.

Conquista tempranera a falta de seis jornadas, con 25 puntos de ventaja sobre su escolta y con Jupp Heynckes [67 años] como el técnico más longevo en alzar ese galardón. Para confirmar su dominio doméstico, el Bayern se quedó con la Copa de Alemania al vencer 3-2 al Stuttgart.
Internacionalmente los bávaros tenían el dolor de haber perdido la Champions League 2011-12 ante el Chelsea en penaltis y en casa. Cobraron su revancha y para instalarse en el partido por el título se enfrentaron en las semifinales al Barcelona. Con un global inmisericorde de 7-0 despedazaron a los blaugranas.

En la final, el Dortmund fue el rival del Bayern. Un clásico contemporáneo de Alemania que definiría al monarca de Europa. El partido agonizaba en Wembley (1-1). El eterno villano, Arjen Robben, cuyas pifias le costaron a Holanda la Copa del Mundo y al Bayern la Liga de Campeones ante los Blues el año pasado, apareció con un gol que batió los fantasmas para así consagrar a los bávaros como los monarcas europeos.

Heynckes terminó su etapa y dio paso a la era de Josep Guardiola, quien comenzó dubitativo al perder la Supercopa alemana con el Dortmund, pero un triunfo en penaltis sobre el Chelsea, en la Supercopa europea, devolvió el espíritu guerrero a un cuadro indomable en 2013.

Con paso firme en la nueva Bundesliga, al ser campeón de invierno, los bávaros acudieron al Mundial de Clubes para batir al Guangzhou chino y al Raja Casablanca marroquí para quedarse con su quinto título del año.