En unas elecciones a la presidencia de la FIFA que ganó Gianni Infantino en una segunda vuelta, los 35 votos con que contaron los delegados de la Concacaf se revelaron de lo más valiosos para el triunfo final del candidato suizo.

El hombre encargado de liderar el gran cambio del máximo organismo del futbol mundial necesitó el máximo apoyo posible de los 207 votantes totales en la ronda supletoria, y encontró los 115 suficientes como para ganar los comicios, buena parte de ellos procedentes de la Confederación de Centro, Norteamérica y el Caribe.

Infantino tuvo 88 votos en la primera vuelta frente a los 85 del Jeque Salman, de Bahrein, que era considerado el favorito en la previa; mientras que el Príncipe Alí de Jordania recaudó 27 y el francés Jerome Champagne, siete. Pero la segunda votación evidenció el cambio de rumbo y nuevo impulso a Infantino, ya que Alí solo contabilizó cuatro papeletas y Champagne ninguna.

“Infantino le viene muy bien a la Concacaf, porque hizo tres visitas a la confederación, prácticamente conoció más de la mitad de los países, y entiende las necesidades y las diferencias. Se tiene que invertir en infraestructura y capacitación para ir cerrando brechas”, declaró Decio De María, presidente de la Femexfut.

El abogado de la Concacaf, Sam Gandhi, estimó para AP que la gran mayoría de votantes de la confederación, más de una treintena, apoyaron a Infantino en la segunda votación, mientras que en la primera calibró que fueron unos 20. La gran mayoría habría apostado por Alí en primera instancia, variando en la segunda tras los buenos resultados de Infantino.

La influencia de la Concacaf en el nombramiento del nuevo mandamás de la FIFA fue pues, considerable; sobre todo teniendo en cuenta de que el organismo sigue con su propia presidencia vacante, pendiente de celebrar elecciones en mayo para decidir un nuevo líder que maneje su renovación, tras una convulsa etapa marcada por los casos de corrupción.