La historia lo dicta y el presente lo confirma: “el futbol es un juego de once contra once en el que siempre gana Alemania”, que este domingo dio cuenta de Chile para conquistar la Copa Confederaciones.

Y es que aunque durante los primeros 20 minutos del encuentro el cuadro de Löw fue superado ampliamente y tuvo que apretar los dientes ante la ola de La Roja, un sólo descuido de Díaz dictó el rumbo fatal para el cuadro sudamericano.

Werner robó el balón en la salida de los de Pizzi y con toda tranquilidad cedió a Stindl ante la salida de Claudio Bravo para dejarlo de frente al arco y que definiera el 0-1, prácticamente caminando.

Desde ahí Chile comenzó a desdibujarse, y a tener pasajes sombríos durante el cotejo, la Mannschaft comenzó a generar contragolpes relampagueantes que amenazaron con finiquitar la Final, para fortuna de los andinos, Goretzka no anduvo fino y mantuvieron la esperanzar para el complemento.

En el segundo tiempo, sudamericanos arrancaron dormidos, pero al 63′, la revisión de una posible expulsión sobre Jara despertó al resto de los chilenos, pues tras el susto, el juez sólo mostró cartón amarillo, pese a que el lateral propinó tremendo codazo a Werner.

Sobre la última media hora de juego, el Bicampeón de la Copa América comenzó a encimar a los teutones, pero con poca claridad, que facilitó el trabajo de los europeos que se dieron gusto despejando malos centros.

Sobre el 83′ llegó el último intento electrizante de Chile por conseguir el tanto del empate. Puch atravesó el área con una veloz diagonal para ganarle el balón a Ter Stegen y mandar una diagonal retrasada para Sagal, que no pudo definir ante el arco sin portero.