Como un buen banquete, el Super Bowl tiene algo para todos los gustos.

Ray Lewis, la estrella que espera salir por la puerta grande.

Joe Flacco, el quarterback que ha fijado récords en playoffs y que finalmente llegó al partido más importante en la NFL, donde enfrentará a Colin Kaepernick, un jugador que representa la nueva era de mariscales capaces de ganar con el brazo y con las piernas.

Defensas dinámicas y ofensivas capaces de hacer las grandes jugadas.

Un regreso a Nueva Orleáns por primera vez desde que el huracán Katrina devastó la zona.

Algo de historia, con unos San Francisco 49ers (13-4-1) que el próximo domingo en el Superdome buscarán su sexto título del Super Bowl frente a los Baltimore Ravens (13-6).

Y, por supuesto, un duelo sin precedentes entre dos entrenadores hermanos: John Harbaugh de los Ravens, campeones de la Conferencia Americana, frente a Jim de los 49ers, monarcas de la Nacional.

Una receta simplemente deliciosa.

“En realidad no tengo palabras para describirlo”, dijo el safety de los Ravens, Ed Reed, quien jugará en su primer Super Bowl a los 34 años.

Otros tendrán millones de palabras para escribir y hablar sobre un partido entre dos defensas aguerridas, ofensivas potentes y todo tipo de tramas para el día más importante en el deporte estadounidense.

Los protagonistas, sin embargo, no le hacen caso a todo el alboroto que les rodea.

“Supongo que si no estás jugando este partido, todas esas historias son fabulosas”, comentó el centro de los Ravens, Matt Birk, quien jugará en su primer Super Bowl a los 36 años. “Puedes disfrutar de eso. Creo que como jugadores sólo vamos a encerrarnos y concentrarnos en nuestra tarea”.

Mientras, los demás se dan un gustazo con varios novelones.

Uno es Lewis, el linebacker de 37 años que escribe el último capítulo de su ilustre carrera, inspirando a sus compañeros con un nivel de juego en los playoffs que hace recordar sus mejores días. Lewis tiene 44 tackles en tres victorias en la postemporada, luego de perderse 10 semanas de la temporada regular por una lesión en el tríceps derecho.

Lewis, el jugador más valioso cuando los Ravens ganaron el título en 2001, espera hacer su característico baile antes de encuentro del 3 de febrero y luego festejar con una victoria.

“Ray está aquí desde que nació esta franquicia”, señaló el safety Bernard Pollard. “El es El Cuervo (Raven)”.

Cuando Lewis ya no esté, dependerá de Flacco ser el líder del equipo, si es que sigue en Baltimore. El único quarterback que ha ganado partidos de playoffs en cada una de sus cinco primeras temporadas en la liga no tendrá contrato después del Super Bowl.

Un triunfo y sin duda su cotización se disparará hasta las nubes.

Flacco tiene un historial excelente fuera de Baltimore en la postemporada: sus seis victorias como visitante son la mejor cifra para cualquier mariscal.

“Creo que cada año, cuando te estás preparando, te visualizas y te imaginas jugando en esta época del año”, comentó. “Es difícil llegar aquí. Pero llegamos a este punto, y tenemos que aprovecharlo”.

Del otro lado de la cancha estará un oponente con una historia gloriosa, aunque no tan reciente. Los 49ers buscan su sexto título de Super Bowl, para empatar con los Steelers de Pittsburgh como los más ganadores en la era moderna. Los Niners nunca han perdido una final.

Sin embargo, su triunfo más reciente fue hace 18 años, con un tal Steve Young como quarterback. Antes de eso, cuatro títulos fueron gracias al legendario Joe Montana.

Ahora, se trata de Kaepernick, el quarterback repleto de tatuajes que está en su segundo año en la liga. Su tatuaje favorito lee: “Mi don es mi maldición”.

“Creo que es algo que tiene que ver con varios aspectos de mi vida”, explicó.

Kaepernick se parece más a Young que a Montana. Tiene la capacidad de evadir oponentes como Young, aunque es mucho más grande, con un brazo más potente y sus largas zancadas cuando prende las turbinas hacen recordar a Usain Bolt.

Al igual que Flacco, Kaepernick tiene un récord de postemporada, al correr para 181 yardas en un triunfo sobre Green Bay en la ronda divisional. Después contribuyó con su brazo al triunfo sobre Atlanta en la final de la Nacional.

“Hay muchas ventajas al ser un quarterback en la NFL”, dijo Kaepernick. “Se te abren muchas puertas cuando eres un quarterback, pero también estás bajo un gran lupa”.

Eso aplica también a los entrenadores, especialmente en esta ocasión. No hay forma de ignorar el Harbowl.

Los hijos de un exitoso entrenador universitario, Jack Harbaugh, ambos tomaron rutas distintas para llegar a la cima. John, el mayor por 15 meses, ha sido entrenador toda su vida y llegó a su puesto con los Ravens en gran medida por su trabajo con los equipos especiales de Filadelfia.

John Harbaugh condujo a Baltimore a los playoffs en cada una de sus cinco temporadas como entrenador, un logro sin precedentes.

Jim fue un quarterback de cuatro equipos de la NFL antes de convertirse en entrenador, primero con San Diego –los Toreros, no los Chargers– y luego en la universidad de Stanford. San Francisco lo contrató en 2011.

La campaña pasada, condujo a los Niners hasta la final de la Nacional. Este año, dio el próximo paso.

“Sé que están muy orgullosos, sé que van a sentirse mal por el que pierda, y que van a estar contentos por el otro”, apuntó el safety de los 49ers, Donte Whitner. “Pero, a fin de cuentas, son familia, y habrá un anillo de campeón del Super Bowl en la familia”.