La esperanza surgió de entre las sombras y con casi dos décadas de inminente fracaso; ahora se habla de una nueva Máquina, se especula entre las calles y rumbo a un estadio en aparente agonía.

Todavía no se juega un sólo minuto, la historia aún no ha cambiado, pero la confianza se respira en el ambiente, como si los cinco torneos anteriores hubieran sido sólo pesadillas y apenas aguardara la única verdad.

Una eterna pregunta acompaña a los seguidores celestes en su andar: “¿Te sobran boletos?”, repiten sin cansancio los revendedores que, como si fueran pirañas, merodean hambrientos el Azul.

La escasez de las entradas se esparció desde días atrás, aunque todo quedó en evidencia cuando el partido estaba por comenzar, sobre todo frente a las taquillas vacías y el desabasto entre repartidores ilegales.

Con un nuevo torneo en puerta y sonrisas aún sin confirmar, miles de fanáticos de la Máquina se esparcieron entre la Plaza de Toros y el aún estadio de futbol, que por primera vez en el año volvió a reunir a una misma y esperanzada afición.

De Jémez y su futbol aún no se conoce nada, pero los ríos celestes corren frente a cada túnel y abarrotan los negocios aledaños, recordando a cada minuto que la fe no tiene memoria.