Ante las constantes amenazas de Donald Trump, miles de inmigrantes decidieron levantar la voz y protestar pacíficamente en el llamado ‘Día sin Migrantes’, el cual se realizó el pasado jueves, en siete ciudades de los Estados Unidos. Sin embargo, un centenar de connacionales sufrieron las consecuencias de anexarse a dicho movimiento: no fueron deportados, pero sí despedidos de sus fuentes de trabajo.

“Lamentablemente, Bradley Coatings Incorporated (BCI) no tuvo más remedio que despedir a estas personas; la razón por la cual estos empleados perdieron el trabajo (participar en manifestaciones pacíficas) no tenía nada que ver con la decisión de BCI de terminar con ellos”, excusó una empresa de pinturas, radicada en Nashville, sobre su decisión de despedir a 18 trabajadores mexicanos.

Este tipo de acciones se replicaron de costa a costa; en Nueva York, la cadena Ben’s Kosher Delicatessen Restaurant terminó su relación con 25 empleados, luego de que no acudieron por asistir a las movilizaciones; mientras que en Florida, la escuela Grace Community destituyó a dos personas más.

En cambio, varios ‘paisanos’ decidieron renunciar para unirse a las protestas.