Luego de escuchar en varias reuniones a sus amigos hablar acerca de que las tangas les parecían extremadamente sexys en las mujeres, “La prima de una amiga” decidió adquirir por primera vez esta femenina y discreta pieza.

El principal motivo por el que se aventuró a comprarla fue por su diseño: una mezcla de color rosa con encaje negro y detalle de flor al frente. Sus compañeras de trabajo ya le

habían platicado sobre sus pros y contras. Por una parte, son adecuadas para utilizar con pantalones ajustados, gracias a su diminuto tamaño; sin embargo, resultan incómodas para muchas mujeres.

Mi joven amiga no dudó en probar el modelo que había adquirido. Efectivamente, el primer día experimentó algunas molestias, por lo que tuvo que ir en repetidas ocasiones al baño para acomodarse la tanga. No supo si fue por el encaje o por no estar acostumbrada a usar este tipo de calzón, pero sintió mucha comezón en la zona de la entrepierna.

Según ginecólogos, los riesgos de salud que se corren al usar tangas son infecciones e irritaciones. Un especialista del Hospital Stamford de Connecticut declaró que el principal problema de estas prendas es que están hechas con materiales que retienen la humedad, lo que puede llevar a un desbalance del pH de la vagina, incrementando las posibilidades de una infección.

Expertos aconsejan a las mujeres utilizar, sobre todo, ropa interior hecha con algodón, gracias a su suavidad y propiedades hipoalergénicas. En cuestión de tangas, no basta con que la parte de la entrepierna esté elaborada con este material, sino que es importante que toda la pieza se confeccione con esta fibra.

Otros inconvenientes se presentan cuando se selecciona una talla muy ajustada, lo cual puede derivar en rozaduras. Esto, aunado a un pantalón ceñido, como los leggings o los jeans de corte skinny, impiden la transpiración natural del cuerpo.

Justamente, eso fue lo que le dijo su ginecóloga a “la prima de otra amiga”, quien comenzó a utilizarlas luego de que su novio le preguntara en la intimidad: “¿Y tú por qué no usas tanga?”, a lo que respondió que nunca le habían llamado la atención porque pensaba que sólo se le veían bien a las mujeres con buen ‘derrière’.

Con tal de darle gusto a su pareja, compró su primera tanga. Ella apostó por el hilo dental, pues sus amigas le habían comentado que era el modelo más cómodo. Al principio, sentía como si no trajera ropa interior, ya que siempre ha preferido los bóxers femeninos. Hoy en día, elige diseños con “más tela”.

A pesar de que ya se ha acostumbrado a su uso y confiesa que no es su pieza consentida y que, cuando las utiliza, se asegura de que no se asomen por su pantalón. Alterna su ropa interior habitual con este modelo.

Especialistas recomiendan a las mujeres propensas a infecciones evitar esta prenda. En general, aconsejan comprar piezas de algodón, lavarlas frecuentemente y procurar la debida higiene en la zona íntima. Su carga de sensualidad no está a discusión; su comodidad, por otro lado, sí. Y a ti, ¿te gustan, pero te asustan?