Don Melquiades Sánchez Orozco, la voz oficial del Estadio Azteca, no vivió una tarde común detrás de los micrófonos durante el duelo entre América y Querétaro. La tristeza por la recién pérdida de su esposa aún es inevitable y su estado de salud vive momentos complicados, pero fiel a estar al pie del cañón, se ubicó en su palco y lo hizo de la mejor forma posible.

Esta vez tuvo que llegar en una silla de ruedas y auxiliado; sin embargo, lo hizo con la responsabilidad característica que le representa y con su puntualidad cotidiana. Inmediatamente se colocó en su lugar y ejerció su trabajo cabalmente al correr de los minutos. Fueron instantes donde los recuerdos, enfermedades y nostalgias quedaron a un lado por instantes, al calor de la ‘chamba’.

¿Cómo está Don Melquiades?, se le cuestionó: “Aquí, tratando de estar bien y trabajando como siempre”, respondió. Su semblante y aspecto también luce más delgado, pero sonríe y sabe que debe estar siempre listo para informar a través del sonido local.

La única vez que no pudo acudir en los poco más de 50 años que lleva desarrollando su labor en el coloso, se remonta justamente a mayo pasado en la Final Sub 20 entre América y Chivas a pocos días del fallecimiento de su esposa, la señora Isela de la Rocha, quien lo acompañaba frecuentemente a los partidos, y era una persona incondicional e inseparable.

Ya en enero del 2016, la voz mítica del Estadio Azteca tuvo que experimentar otro trago amargo con la pérdida de su hijo Arturo Sánchez; en aquella ocasión no quiso dejar de trabajar y con la pena a cuestas, acudió a sus funciones.