Por: Daniel Guerrero

En este camino que he ido recorriendo poco a poco en el juego de futbol, me he percatado que no siempre el equipo que termina levantando el título, puede auto-proclamarse como el mejor en la cancha. Hay equipos juveniles que solamente se dedican a correr sin idea, despejar largo y tener demasiada prisa en querer ya estar frente al arquero, al final terminan siendo “el ejemplo a seguir” para la generación antecesora de esa Academia de futbol.

TRABAJO CON SERES HUMANOS y en mi percepción del entrenamiento, y de la competencia, el futbolista es un ser vivo que tiene sensaciones, inteligencia por estimular, motivaciones precedidas por sueños que alcanzar y una sed insaciable de competencia y superación contra el resto de los compañeros, si esto logra ser correctamente encausado, el desarrollo de un modelo de juego puede rendir frutos.

Creo en la libertad para la toma de decisiones durante el desarrollo de una jugada; Al final del día, podemos acertar o no, pero nunca he conocido a un futbolista que quiera equivocarse con alevosía. Creo en la comunicación individual y específica con cada jugador. Me gusta mirar a los ojos y hablar con todo el tiempo y la tranquilidad del mundo, considerando la persona más importante en ese momento a tal jugador.

La etapa de la adolescencia es difícil para los adultos y su manejo con los muchachos, el rol de la comunicación y atención hacia ellos, juegan un papel fundamental. Creo en la pizarra, creo en los videos, creo en las comidas con todo el grupo, creo en las actividades de labor social (visitas a hospitales, a centros de rehabilitación, a casas de retiro), creo en las convivencias con personas que han conseguido sus metas a base de esfuerzo y dedicación, creo en los partiditos con posiciones intercambiadas. Todo esto y más, es el fútbol.

También, creo en que, aún y cuando el equipo sea un proyecto social (Contribuir al tejido social de la comunidad), se puede entrenar y desarrollar una idea que busque grandes objetivos.

Considero importante, que los jugadores durante el entrenamiento adopten una postura perceptiva y crítica para la consecución de una idea clara de juego, que también, debe ser, junto con los valores, lo que caracterice a un equipo de fútbol juvenil.

Para mí, no hay una verdad absoluta en el juego del futbol, ni un modelo que determine cierto campeonato. Lo es, una firme convicción en la idea que creemos apropiada, y el fuerte compromiso inquebrantable que los muchachos han de mostrar desde el día uno, junto a sus padres de familia, los cuales, son vitales y sin ellos ni los muchachos, NO podríamos llevar a cabo nuestra tarea.

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