Hace algunos años era un deleite ir al Estadio “Marte Rodolfo Gómez Segura”, recuerdo que mi papá me llevaba a ver los partidos de Correcaminos en Primera División, usualmente nos íbamos a Preferente Norte porque según él era donde había el mejor ambiente, yo la verdad lo recuerdo en todas las zonas.

Siempre había alguien apoyando, alguien presionando al rival y con un humor característico que solo el que ha estado en la grada entiende verdaderamente.

En alguna ocasión me tocó ver jugar a Francisco Palencia en su debut con Cruz Azul, me tocó ver al “poderoso” América de Leo Beenhakker  y varios partidos que han quedado marcados en la historia de ese estadio, pero siempre me queda presente el ambiente que se vivía en ese lugar, un ambiente sano, divertido y que muchos les gustaría ver de regreso.

Hoy en día el silencio del remodelado “Monumental” de la avenida Carrera Torres se hace por lapsos cada vez más largos, se convirtió en normal que asista muy poca gente y que la mayoría de los gritos sean de reclamos al mismo equipo, pidiendo que le pongan las ganas que no hay en la grada de verlos. Una verdadera pena.

Muchos partidos son infumables y otros simplemente te reservas 15 o 20 minutos, todo lo demás puedes disfrutarlo de una buena charla o buscando algo en tu teléfono que llene ese vació que dejan los partidos de Correcaminos.

Todo esto viene a colación por lo que viví el día de ayer en la cancha de Barretal, donde recordé en la final del Deportivo Ocampo y Pelón APB como era sentirse en un buen ambiente futbolero.

Era increíble ver con la pasión que vivían la final de futbol de una Liga Interejidal, yo tenía sentimientos encontrados, a mí me invitó mi amigo Chuy Chávez a ver quedar campeón a los de Barretal y por el otro lado en Deportivo Ocampo (Padilla) juegan buenos amigos míos.

Al final el marcador para mí fue lo de menos, aunque ganó Deportivo Ocampo, el buen futbol se presentó y ambos equipos se brindaron al máximo en el campo, el partido estuvo cardiaco, ganaban los locales, les dieron la vuelta, remontaron, les empataron, se fueron a tiempos extras iban perdiendo y al final empatan, terminando todo en la tanda de penales.

El ambiente era de lo mejor, podías disfrutar tranquilamente una raspa, una “agüita amarga”, un refresco, unos cacahuates, frituras y fritangas, lo que uno quisiera, había seguridad, servicio médico, con un solecito rico de 12 del medio día del que solo al final nos quejamos porque durante el juego se olvidaba por ver buen futbol.

Es increíble como un buen espectáculo se puede dar en cualquier escenario siempre y cuando se tenga la disponibilidad de hacerlo, fue un gusto ver al final ambas aficiones, unos contentos y los otros tristes o con conflictos con el árbitro, pero se fueron a sus casas con ganas de más.

Me pregunté al salir, ¿en qué momento se acabó eso en Correcaminos?, ojalá algún día regrese.

Que tenga un excelente inicio de semana.