Pasan los torneos, los equipos, los años y al parecer todo sigue igual de predecible en la Liga de Campeones de la CONCACAF.

Definitivamente es una constante el que los equipos mexicanos lleguen a instancias finales y salgan campeones de este torneo para así llegar al Mundial de Clubes en diciembre; lo que hace reflexionar si el torneo está bien planeado, desde fechas, equipos y países participantes.

La fase de grupos es una instancia que si bien, para varios equipos es importante, para la mayoría de los participantes de la MLS y la Liga Mx es de “mero trámite” para así poder avanzar a la fase final en donde ya se medirán equipos, podría decirse, del mismo nivel y de la misma capacidad de juego.

El problema empieza, cuando por cuestiones de calendario, la fase final de la Liga de Campeones de la CONCACAF es programada a finales de febrero o inicios de marzo, fechas en las que los equipos de la MLS están terminando sus pretemporadas y podría verse como una desventaja ante los equipos mexicanos que en estas fechas ya están prácticamente a mitad del torneo.

La situación continua cuando, tal vez por la falta de espectacularidad de los equipos participantes, la “Concachampions” se ve reflejada con pocos espectadores frente al televisor aunado a transmisiones simultaneas de “Copa Libertadores” y de “Copa Mx” lo que en definitiva encausa la atención de la comunidad mexicana a duelos probablemente más peleados porque ya no sería ninguna sorpresa que los clubes mexicanos saquen resultados favorables ante cualquier club de otro país de la CONCACAF.

Y es por los motivos previamente expuestos, que la “Concachampions” ha dejado de ser llamativa para otros aficionados en el futbol mexicano, sin embargo, sigue siendo un torneo importante para la afición de los equipos mexicanos participantes. Cada aficionado en México puede ver a este torneo de la forma en que quiera percibirlo; pero no es de dudarse que estos partidos, sobre todo los de fase final, son partidos de fiesta segura en México, y lo que es de llamar la atención, es la atención que poco a poco ha ido acaparando la fiesta del futbol en los países del norte del continente.

Es impresionante como de años para acá, la cultura de Canadá y de Estados Unidos ha estado adoptando la fiesta del fútbol y ha estado adquiriendo esas peculiaridades que solo el futbol puede darnos; hablo de banderas, caras pintadas, y todas esas cosas “Pintorescas” que llenan de alegría y de vida la grada de cada estadio en donde ruede el balón.

Me atrevo a decir que ya sea Santos, América, Querétaro o Tigres, se tiene que trabajar mucho y hasta sobreproteger al club para que pueda representar de buena manera nuestra Confederación y así, no se ande exhibiendo, por su propio bien y su propio prestigio, así como por el bien de nuestro futbol ante rivales de talla internacional. No es que estos clubes no sean grandes, o no tengan la capacidad de dar un buen desempeño en el “Mundialito” de diciembre, sino que a veces pasan cosas que a simple vista no podemos comprender y se termina manchando no solo el nombre del club, sino que también deja en evidencia y hasta en vergüenza (sin merecerlo, porque no hay manera de que un club represente la forma de juego de todo un país) al futbol mexicano.