Pagar 2.25 millones de pesos en sueldo y reportar solo 1.6 millones ante hacienda es una falta grave, no solo por el hecho de estar evadiendo impuestos, sino también porque ese dinero es del erario público.

No me queda duda que lo demostrado por Tomás Domínguez es un problema que se debe analizar seriamente, el dinero del erario público no es para que sea negocio de un equipo de futbol.

La falta de transparencia es clave en Correcaminos, que aunque se maneja como Sociedad Anónima, pareciera más una dependencia pública, lo mostrado por Domínguez son pruebas contundentes de mal manejo.

La ley aplica para todos y el SAT también deberá hacer su parte, ¿apoco solo los ciudadanos comunes tienen que pagar completos  sus impuestos?, la opacidad que maneja Correcaminos deja muchas dudas a lo que por mucho tiempo se ha hablado y nadie había querido decir, ¿es Correcaminos un negocio?, ¿Por qué siempre sigue funcionando igual si se maneja con números rojos?, en reiteradas ocasiones se ha repetido que, “Correcaminos no es negocio”, con un estadio que no cumple ni con la mitad de capacidad en los partidos, ¿cómo es que justifica la “cartera abierta”?

¿Cómo se le asigna presupuesto?, ¿Quién decide que jugadores traer y de que promotores?, ¿Por qué gastar tanto en un jugador y no en otro?, son respuestas que se entenderían simple, siempre y cuando el equipo fuera transparente en el decir y hacer.

No ganar un peso como Presidente de un equipo que maneja cantidades tan fuertes de dinero pone muchas preguntas en la mesa, la afición simplemente no cree ya en el cuento chino del fracaso de cada temporada.

La rabia quedó demostrada el partido anterior cuando un grupo de aficionados reclamó el resultado ante el peor equipo del torneo, las cosas llegaron hasta los golpes con un jugador, que aunque usted no lo crea fue el mejor del partido y ha sido el mejor en los dos últimos juegos.

Lamentablemente le tocó a Arturo Alvarado caer, pagó la frustración que deja un Correcaminos en sus formas y en sus fondos.

Que no se malinterprete algo, Correcaminos tiene mucha afición, una fiel afición que le guarda un cariño y sigue esperando volverlo a ver en el lugar que merece, siendo un equipo ejemplo para los universitarios, que socialmente le daba a su ciudad y su Estado las alegrías que solo el futbol conoce.

Este no es el Correcaminos que se quiere, el problema en el equipo es otro, jugadores van y vienen, entrenadores van y vienen, lo demás en Correcaminos sigue como hace 20 años… sigue igual.

Que tenga un excelente inicio de semana.